Plaza Jemaa El Fna

Marrakech

Jemaa El Fna es una plaza única en Marruecos. Probablemente en todo el mundo. En 2001, Jemaa El Fna fue distinguida por la UNESCO como patrimonio oral e inmaterial de la humanidad, gracias a la iniciativa de Juan Goytisolo, escritor español afincado en Marrakech, y de intelectuales marroquíes, pero también con el apoyo de la asociación «Les amis de Jamaa El Fna».

Está situado en el corazón de la medina de Marrakech, a los pies del minarete de la Koutoubia y de los zocos. Es el principal punto de encuentro entre la antigua medina y la ciudad moderna.

La plaza Jemaa El Fna está rodeada de tiendas, cafés, restaurantes, hoteles y edificios administrativos. Con sus espectáculos ininterrumpidos, está animada a todas las horas del día. Pero es al anochecer cuando revela todo su esplendor.
Jemaa El Fna en la historia

En cuanto a la historia, los orígenes de la plaza Jemaa El Fna son oscuros. En los textos históricos destacan al menos dos versiones. La primera evoca que era un «Lugar de la muerte», tal vez en recuerdo de las cabezas de asesinos y criminales, que el sultán hacía colgar en las murallas los oscuros días de ejecución.

La segunda, designa el lugar de la «mezquita destruida», donde se inició la construcción de una enorme mezquita sin concluir a finales del siglo XVI. El término árabe Jemaa El Fna contiene ambos significados.

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Desde las primeras horas del día, los comerciantes colocan sus mercancías en una estera o en el suelo. Aquí se puede encontrar de todo, el comerciante de sopas, el de kebabs, el de cabezas de oveja a la parrilla, el aguador, siempre corriendo y agitando su campana, servirá agua de un odre de piel de cabra en una copa de cobre brillante, orgulloso de su impecable atuendo, se ofrecerá a hacerse una foto con usted. Junto a la plaza, frente al aparcamiento, hay montones de fruta, naranjas, mandarinas, sandías, dátiles, granadas, algunas de las cuales, cuando se abren, dejan salir granos rojos como rubíes.

Cada día, los gnaoua bailan y saltan al ritmo del tambor y el qraqeb, las orquestas bereberes cantan sus melodías, los cuentacuentos te llevan al mundo imaginario de las mil y una noches…

En medio de la Place aux spectacles, los artistas de un vasto circo al aire libre: Allí, los acróbatas del Souss realizan ejercicios de equilibrio y saltos mortales. No muy lejos, el encantador de serpientes saca reptiles de cabeza plana tan grandes como su muñeca de una caja o una bolsa; Golpea una pandereta, los excita con sus gritos, hace que se muerdan los labios, las mejillas o la frente hasta que sangren, y luego, para llamar la atención de Dios sobre un oyente mejor vestido que los demás, se ofrece, por unos pocos dirhams, a ponerle una de sus serpientes alrededor del cuello.

Por supuesto, es difícil captar toda esta confusión de imágenes, sabores y sonidos sin ir allí.

La animación nocturna de esta mítica plaza continúa hasta altas horas de la noche. En verano, es prácticamente hasta el amanecer. Si tiene hambre, hay pequeños restaurantes callejeros. Podrá degustar las delicias de la gastronomía de Marrakech.